FIRMAS FALSAS. URGENTES PRECISIONES
Caer en el maximalismo de decir que debe anularse la inscripción de todo partido que cuente con una (1) ficha fraguada no solo es irreal sino también maniqueo
La denuncia contra Primero La Gente, partido que habría contratado los servicios de una fábrica de afiliaciones para inscribirse ante el JNE, ha levantado una polvareda mediática amplificada por la denuncia del JNE a los partidos que han presentado firmas irregulares en sus procesos de afiliación.
En redes se está planteando que “el partido inscrito con firmas falsas debe ser descalificado del proceso electoral”. En primera instancia, la afirmación parece absolutamente coherente pero colisiona con la realidad, veamos: todos los partidos inscritos lo han hecho superando el mínimo legar requerido de 25 000 afiliaciones válidas, porque ahora se trata de afiliados al partido y no de firmas que avalen su participación en política.
Luego, de los 43 partidos que lograron inscribirse superando las 25, 000 afiliaciones, 32 cuentan con fichas de inscripción que fueron observadas y finalmente anuladas por RENIEC. Los motivos son diversos, un nombre mal escrito, una fecha que no se entiende, una firma ininteligible y, cómo no, la falsificación de fichas de inscripción que pueden resultar de la iniciativa inorgánica de algunos militantes, de personal contratado para recabar las afiliaciones y, en el peor de los casos, de una acción deliberada del partido por aumentar su caudal de firmas recurriendo a los servicios de una fábrica u otro método ilegal.
Al respecto, existen varios temas a tomar en cuenta. El primero es que -más allá de las gestiones y demandas de una modernización en el sistema de verificación de la identidad de los ciudadanos que suscriben las fichas (sistema biométrico)- los 32 partidos referidos sí lograron legalmente inscribirse como partidos superando las 25.000 afiliaciones requeridas por lo que queda por discutir qué debería hacerse con su porción de fichas anuladas de las cuales algunas podrían contener una intención deliberada de cometer un fraude.
Creemos que caer en el maximalismo de decir que debe anularse la inscripción de todo partido que cuente con al menos una (1) ficha fraguada no solo es maniqueo sino irreal. Normalmente, son cientos o miles de militantes los que recorren el país llenando las fichas de su partido por lo existe la posibilidad de un margen de error o fallas en los mecanismos de control de la organización política. De allí que el trabajo de depuración de firmas, y ahora de fichas de afiliados, lo venga realizando RENIEC hace décadas y en eso haya constituido nuestra normalidad hasta hace un par de días en que, súbitamente, todo cambió.
Queda en el tintero pensar cómo legislar estos temas y qué tipo de sanciones debería corresponder en cada caso, pues las faltas no son las mismas y, por consiguiente, las sanciones tampoco deberían serlo.
El contexto que nos rodea, es el de la práctica habitual de depuración de fichas de afiliación de los partidos que realiza RENIEC. Y aunque hay mucho que mejorar en el proceso de verificación y en la sanción de irregularidades, el análisis del problema en todas sus variables resulta fundamental para no perdernos en el humo mediático del sensacionalismo.
Daniel Parodi Revoredo