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Fuente: https://www.filco.es/10-citas-populares-explicadas-por-filosofos/

Quentin Skinner1 y el historiador de las ideas políticas*

"Quentin Skinner es muy sugerente para adentrarse, como en mi caso, en la lectura de dos importantes ideólogos peruanos como Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui la Chira. Se trata de una guía metodológica e intelectual rigurosa que otorga herramientas de análisis, que pueden utilizarse o no, para el enriquecimiento del análisis en el trabajo del historiador de las ideas".

Daniel Parodi Revoredo 

Publicado: 2022-08-27

Ahora que terminé de leer a Quentin Skinner, Significado y comprensión en la historia de las ideas (2000 [1969]), vaya texto que casi me vence. No de los más complicados, lo encontré denso, no por malo o por mediocre, sino por una combinación compleja entre no apasionarme, discrepar a medias de sus premisas y encontrar en Skinner a esos autores que hablan con excesiva autoridad cuando igualmente serán superados algún día.

De allí su primera gran contradicción: pretender plantear "verdades", negando supuestas "verdades previas" presentes en axiomas de corpus ideológicos o paradigmas filosóficos, bajo premisas posmodernas, adoptadas por la historia intelectual, el narrativismo, el giro lingüístico, y todo el coctel creado al respecto, los que sostienen que el texto solo se explica en sus referentes internos y nunca en los externos.

Skinner, sin embargo, le deja un pequeño espacio al contexto histórico, pero acotado a la época precisa de escritura del texto, cómo último nivel de análisis, y de manera muy referencial. Lo que básicamente nos dice Skinner es que los grandes pensadores y filósofos no dejan grandes teorías para la posteridad  y que sus obras no son reductibles a algunas ideas fundamentales porque ello implicaría omitir otros aspectos de su producción intelectual. Para Skinner, no existen o no deberían existir manuales para compendiar o entender la filosofía de Popper o Marx, pues no (siempre) se puede sintetizar la obra de los filósofos o grandes ideólogos políticos a conceptos generales marcos conceptuales coherentes u organizados.

Además, Skinner nos advierte del equívoco de la historia de ideas políticas en el sentido de retrotraer  un concepto fundamental de la ciencia política a tiempos remotos, como la división de los poderes, para buscar sus orígenes en pensadores que vivieron en circunstancias en las que aquella aún no había sido planteada y, sin embargo, extraer de sus textos antecedentes o atisbos  de dicha separación. Skinner denomina mitologías a estas afirmaciones, señala que son inventos de los estudiosos, que no son reales.

En sentido inverso, pero manteniendo la crítica, Skinner sostiene que no puede utilizarse el aporte de un teórico político, ideólogo, o filósofo más allá de su propio tiempo, pues ya no tendría vigencia. De esta manera, los desarrollos sobre la democracia de Platón o Aristóteles solo serían válidos para la Grecia Clásica y nada más que para ella, y de ninguna manera podrían ser aplicables a otros tiempos, ni poseer un valor universal, mucho menos si la mirada proviene desde fuera de occidente.

Skinner parte del giro lingüístico que valora el texto por el texto mismo, y apenas lo relaciona con su contexto histórico para divorciarlo de plano de la posibilidad de un diálogo diacrónico con otros tiempos, y de la posibilidad de relacionarse con otros espacios civilizatorios. El texto tiene validez casi exclusivamente a base de lo que el autor quiso decir, lo que remite siempre y necesariamente a una cuestión muy puntual, limitada, y ceñida a un contexto dado y muy específico.

Sin embargo, Skinner afirma también que la historia debía pretenderse verdadera con lo cual niega su dimensión narrativa y la  divorcia del giro lingüístico desde el cual elabora todo su análisis. No obstante, los desarrollos sobre historia y verdad, o historia y narratividad le dan a esta, precisamente desde la mirada del giro lingüístico y el paradigma posmoderno, una dimensión narrativa, que también la aleja del valor de verdad que Skinner contradictoriamente le adjudica. 

Hoy, desde una postura narrativista, nadie sostiene la verdad de la historia. Se trata siempre de interpretaciones y no podemos acercarnos al pasado sino a través de aquellas,  por lo que el análisis de los textos propuesto por Skinner podría parecer un tanto rígido y hasta cancelatorio de la libertad intelectual. En literatura, el texto se convierte en otro en la interpretación del lector, y no veo porque el intérprete intelectual del filósofo o ideólogo, en este caso el historiador de las ideas, deba limitar el alcance de su exegesis hasta el punto que sostiene Skinner.

Luego las conexiones diacrónicas que realiza el historiador de las ideas entre las obras clásicas de diversos filósofos o ideólogos, estableciendo diversas relaciones causales, pueden partir de efectivas influencias entre uno y otro autores, pero también podrían expresar conexiones que el propio historiador establece sin que se produzca tal influencia de manera directa, por lo que no consideramos que esta sea condición sine qua non para relacionar a dos autores, o sus respectivas obras.

Quentin Skinner es muy sugerente para adentrarse, como en mi caso, en la lectura de dos importantes ideólogos como Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui la Chira. Se trata de una guía metodológica e intelectual rigurosa que otorga herramientas que pueden utilizarse o no para el enriquecimiento del análisis de las ideas políticas como parte del trabajo del historiador de las ideas.

1.-Quentin Robert Duthie Skinner (Oldham,26 de noviembre de 1940) es un historiador británico intencionalista, republicano, de la denominada Escuela de Cambridge, caracterizada principalmente por la atención que presta al vocabulario político y su propósito de hallar la intención de los autores que estudia. Ocupa la cátedra Barber Beaumont de ciencias humanas en la Queen Mary, University of London.1​ Anteriormente ocupó la cátedra Regius de historia moderna en la Universidad de Cambridge. Sus aportes son considerados un antecedente del Giro lingüístico, por la revolución historiográfica en el campo de la historia intelectual que significaron, al colocar su proyecto historiográfico en el marco de los usos públicos del lenguaje, al contrario de la escuela de Historia de las ideas, que lo situaba en un marco antropológico. (Fuente: Wikipedia)​

*Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 4, 2000, pp. 149-191.

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Escrito por

Daniel Parodi Revoredo

Máster en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid, Historiador Docente en U. de Lima y PUCP. Opiniones personales


Publicado en

Palabras Esdrújulas

PALABRAS ESDRUJULAS por Daniel Parodi