Mañana chocan los trenes
El tren de la corrupción corrió solo 200 años, hoy viaja en la dirección contraria otro tren, ambos van a gran velocidad, y mañana chocan. Por cierto, el presidente mañana necesita la calle, y no por la tarde, por la mañana y frente al Congreso. ¿Está claro?
Se veía venir y la razón es simple: Martín Vizcarra decidió no ser títere de Keiko Fujimori, por eso quizá, como señala hoy Federico Salazar, es un presidente agitador, en tanto que enfrenta un statu quo corrupto que quiere eternizar el reino de la impunidad y de la corrupción. Pero no es un presidente títere de Keiko Fujimori, con la pesada y hedionda mochila que supone serlo. ¿Podrá decir lo mismo Federico? Quizá nos responda la pregunta el siguiente domingo.
Desde el 28 de julio de 2016, un pesado tren de carga, portador de una serie de químicos contaminantes perdió su maquinista, y avanzó a toda velocidad con riesgo de descarrillarse y contaminar al país entero, en realidad hace rato lo hizo. O, lo que es peor, con la intención de pasarse la estación de Desamparados, toda vez que ya no se utiliza, y estrellarse contra Palacio de Gobierno. Tal la furia de quien perdió por pocos votos la potestad de sentarse en el sillón de Pizarro.
Siniestrado o no contra Palacio, lo cierto es que el descontrolado tren fujimorista se llevó de encuentro al expresidente Kuczynski en el entendido de que su sucesor, el vicepresidente Vizcarra, tomaría el control de la locomotora, siguiendo una a una las instrucciones de la lideresa naranja, dictadas al oído con uno de esos auriculares con los que suelen digitarse a tantos periodistas, no a todos felizmente.
Vizcarra tiró al auricular, no había llegado a Palacio, desde la lejana Moquegua, para ser el títere de nadie. Primero empoderó al equipo anticorrupción de la fiscalía en lo de la lavajato y lavajuez, después emprendió un paquete reformista, maniatando con la cuestión de confianza, nada menos que al otro Palacio, el Congresal, a cuya Presidenta absentista todos conocemos. Así, fueron cayendo uno a uno los corruptos más políticos del país, o los políticos más corruptos del país, elijan el orden. Al mismo tiempo, se votaba en referéndum el paquete de la reforma política, sugerida por una comisión experta e intachable que planteó, entre otras cosas, que la representación congresal deje de fungir de madriguera de corruptos cobijados bajo la inmunidad parlamentaria.
Y entonces Vizcarra, queriéndolo o no, se convirtió en otro tren, distinto al descontrolado tren de la locomotora naranja. Es curioso, las locomotoras de Enafer están pintadas de ese color, naranja. Se veía venir pues, lo dije tantas veces: se trata de una guerra y no de una confrontación política. En esta última se debaten posiciones. Estoy pensando en la izquierda que quiere otra constitución, yo prefiero el gradualismo; esa es una confrontación política y nos podemos pelear y mucho si no nos ponemos de acuerdo.
Pero en la guerra se trata de eliminar al contrario; y si quieres poner a raya a la corrupción enquistada en la política tienes que arremeter contra las organizaciones políticas que han institucionalizado la corrupción en el Estado y la encarnan, que son poderosas, y que, por supuesto, responderán el fuego. Hasta ahora, en 200 años de vida libre, no les había sido necesario, pues nadie combatió realmente sus tantas puestas en escena, hoy sí, guerra pues. El tren de la corrupción corrió solo 200 años, hoy viaja en la dirección contraria otro tren, ambos van a gran velocidad, y mañana chocan. Por cierto, el presidente mañana necesita la calle, y no por la tarde, por la mañana y frente al Congreso ¿esta claro?
Tres ítems finales:
¿Debió el gobierno negociar con el fujimorismo?
En un primer momento el Estado colombiano se vio tan débil ante Pablo Escolar y el Cartel de Medellín, que negoció. Pero finalmente tuvo que hacer lo que tuvo que hacer. ¿Mantenemos la corrupción y la impunidad enquistadas en el Estado o finalmente las erradicamos? ¿se puede negociar este punto?
Los críticos al acuerdo con Odebrecht
A los que critican el acuerdo con Odebrecht por x o y razones ¿buscan realmente un acuerdo aún más severo en el que los políticos corruptos y sobornados -el 2 conoceremos los codinomes- se vayan en cana de por vida? ¿o argumentan todo lo que argumentan solo para sacar a sus presos de la cárcel y volver todo a fojas cero? Apuesto por lo segundo
Acerca del odio
No me quejo si me dicen odiador aunque en realidad no odio, odiar la delincuencia no me dejaría vivir, pero si piensan que odio porque creo que la lideresa de Fuerza Popular debe llevar su juicio en prisión para no obstruir la justicia a pesar de que tiene hijas pequeñas y que su esposo la llora cada vez que declara a la prensa; entonces habría que dejar libre a todas las mujeres que tienen hijos pequeños y que han perdido la libertad. Si querer a los corruptos presos es odiar, entonces no odiarlos nos convertiría en sus cómplices. No somos tan estúpidos, en realidad no lo creo.
Mañana chocan los trenes, y nosotros decidimos cuál de los dos se mantiene en la vía y cuál de los dos se descarrila. Hasta mañana, Perú.
Historiador Daniel Parodi Revoredo