Por qué apoyo el adelanto de elecciones
Les explicaré en unas cuantas líneas, por qué apoyo el adelanto de elecciones. El 28 de julio de 2016 nos salvamos de que el fujimorismo cope de nuevo el Estado peruano, como lo hizo durante la década de 1990. En efecto, lo hubiese hecho por la vía democrática (de ganar las presidenciales de abril de ese año que felizmente no ganó), pero sus prácticas autoritarias, clientelares y corruptas le hubiesen permitido tomar todas las instituciones y poderes del Estado como hace casi 30 años, pues la naturaleza de dicho movimiento político no ha cambiado un ápice, bastaron 3 años de mayoría parlamentaria para dejárnoslo absolutamente claro. Hoy, comprando congresistas, dicha mayoría de Fuerza Popular ya habría modificado la Constitución, y con harto populismo y popularidad, Keiko Fujimori estaría habilitada para candidatear el 2021 y ganaría con o sin los votos pues, a estas alturas, FP controlaría también los organismos electorales, como la ONPE y el JNE, igual a como ahora quiere copar el Tribunal Constitucional ¿y para qué? para desmontar el acuerdo con Odebrecht y que no se conozcan los codinomes de harto congresista vinculado con los presuntos sobornos de dicha empresa.
Respecto de la naturaleza del fujimorismo diré algo más, representa el patrimonialismo -corrupción a costas del Estado – que en el Perú es cultura y es costumbre, pero el fujimorismo, hoy por hoy, representa su institucionalización; es la garrapata prendida del erario público, convertida en organización política a la vez que redial y a la inversa también.
Luego, aunque imagino hay quienes odian a los fiscales del equipo anticorrupción Rafael Vela y José Domingo Pérez, resulta que, desde el destape "Cuellos Blancos del Puerto", hubo una decisión judicial y política de arrinconar dicha corrupción, lo cual se estrella frontalmente con los intereses del fujimorismo y, con mucha pena, con los de quienes hoy lideran ilegalmente el PAP. De allí que la actual confrontación política, más que tal, ha devenido en una guerra de supervivencia en la que una parte quedará en pie. En otras palabras, o sentamos las bases (solo eso y nada más que eso) para construir un Perú menos corrupto y más institucional, o mantenemos el status quo de impunidad que la alianza PAP-fujimorismo no ha dejado de defender ni por un minuto desde el Congreso.
Desde esa lógica, lo que busca el Presidente Martín Vizcarra y el Primer Ministro Salvador del Solar con el adelanto de elecciones es sacar al país del riesgo que supone que dichos intereses ligados a la corrupción logren capturar todo el Estado, y darles dos años más de oxígeno manteniéndolos en el control del Congreso es exponerse a ello, pues aquí no hay nada que negociar: o sentamos las bases de un países más institucional o seguimos con la secular corrupción que impide el desarrollo del país. Es en tal sentido que apoyo militantemente el adelanto de elecciones. Que sea constitucional o no, lo siguen debatiendo los especialistas.
Sobre el gobierno del Presidente Martín Vizcarra, de acuerdo, no tiene mucho que mostrar. Está en guerra, su objetivo es uno, y dejemos sentado que la polarización del país comienza desde que Keiko Fujimori señalase que gobernaría desde el Congreso. Desde aquel día, la bancada de Fuerza Popular ha obstruído todo lo bueno, malo y regular, primero con Kuczynski y ahora con Vizcarra. Mas bien, con el destape de los “cuellos blancos del puerto”, Vizcarra encontró con qué enfrentar a Keiko Fujimori y a todo lo que hay detrás de ella. Por ello, su rol es dar pie al inicio de un cambio de clase política para salir de la actual que está podrida, nada más.
Que si Vizcarra es corrupto, pues no lo sé, pero en todo caso no le da miedo irse antes y perder, él también, la inmunidad, eso ya me dice bastante.
Les deseo a todos buenos días
Historiador Daniel Parodi Revoredo