Hace poco menos de una hora, el Primer Ministro Salvador del Solar llegó presurosa e inesperadamente al Congreso. Nadie en realidad lo esperaba; el Presidente le habló a la nación a la una de la tarde ¿a qué fue Del Solar, raudo, al hall de los pasos perdidos? Simple: a evitar que la representación parlamentaria, una vez más, le haga trampa al Primer Mandatario, al Jefe del gabinete y al país completito. 

¿Cómo así? Nombrando a los nuevos integrantes del Tribunal Constitucional antes de discutir la cuestión de confianza anunciada por Martín Vizcarra para el lunes, a través de la cual el Premier solicitará una reforma constitucional para que se modifique el procedimiento de elección de los miembros de esta institución del Estado y, así, impedir, precisamente, que dicha nominación resulte de una obscenísima repartija.  

Desenredemos el entuerto. El Presidente del Congreso Pedro Olaechea no se trajo a los magistrados del Comité de Venecia para que degusten el exquisito ceviche limeño; en realidad, su primera intención fue restarle legitimidad a la propuesta de adelanto de elecciones planteada por el Presidente Vizcarra el 28 de Julio. Lo que no calculó Olaechea es que Barata podría interponerse al develar a quiénes refieren los setenta y pico codinomes de congresistas presuntamente vinculados a los sobornos de Odebrecht. De allí el apurete, el archivo de la propuesta de adelanto de elecciones ayer por la mañana, cuando los venecianos no terminaban de digerir la leche de tigre de ridículos memes con los que la representación naranja intentó convencerlos de que, de alguna manera, la ropa de Maduro podría entrarle a Vizcarra. Problema para los sastres, uno enorme, por cierto.

La segunda parte de la puesta en escena pasa entonces por elegir un TC express ¿para qué? para que también de manera express el flamante tribunal se tumbe el acuerdo suscrito entre el equipo anticorrupción de la Fiscalía y los corruptos de Odebrecht. Muerto el perro, muerta la sarna, sin acuerdo no hay codinomes y así salvan el pellejo Sipán, Nervoso, Pastor Alemán, APRA (pensar lo que otrora representaba ese nombre) etc. Lo peor de todo: todo el mundo lo sabe. Ya no la vergüenza, digamos, el disimulo, hace tiempo que está fuera de la ecuación.

De allí que la jugada del Consejo de Ministros -espero estarlo diciendo con propiedad- ha sido, esta vez, brillante. Ni una palabra dijo Vizcarra del adelanto de elecciones, ya para qué: si el Congreso no aprueba el cambio en la manera de elegir a los magistrados del Tribunal Constitucional, no hay confianza y se cierra el Congreso. Si, por el contrario, se da curso al cambio, o se le debate, entonces entre el 2 y el 4 de octubre igual canta Barata ante Vela y Pérez e igual se cae el Congreso, o se lo tumba la calle, esta vez sí conoceremos a sus corruptos con nombre y apellido, así que da igual.

Pero no podemos subestimar a un séquito de viejos y mañosos políticos en estado de shock ¿qué harán? ¿nombrarán primero al nuevo TC el lunes? ¿se atreverán a tanto? ¿no dejarán hablar a Del Solar? Sólo sé que harán algo y que este jaque no es mate hasta que no caiga el rey – o la reina – de la caterva anaranjada. Estoy agotado, me imagino a los actores, más que la nación, a los actores, el permanente stress de esta guerra ¿cuál acuerdo? ¿alguna vez el bien y el mal alcanzaron algún consenso? No creo en santos, pero sí en un hombre que no teme perder su inmunidad, que quiere irse él también, con tal de sacar de nuestra casa la basura hedionda que respiramos día a día todos los peruanos y peruanas. Eso es algo, creo que mucho, necesariamente tiene que serlo.

Historiador Daniel Parodi Revoredo