El pisco, tantas veces
El pisco chileno debería llamarse "pisco-elqui"
Hay algo de cierto en lo que dijo el ministro de agricultura de Chile Antonio Walker respecto del pisco: la disputa es real, tanto como lo son los gastos que a nuestros estados les supone litigar por la denominación de origen de este aguardiente de uva en distintos confines del mundo. Pero también hay otra realidad. Y es que el nombre pisco, asociado al aguardiente de uva, es peruano, y ese es el origen de esta discordia. Para que se entienda, aguardientes de uva hay muchos, y también varían mucho sus procesos de elaboración. En Italia es la grappa y en Bolivia es el singani, por ejemplo.
Entonces el problema radica en el despropósito de los aguardienteros chilenos de ponerle por nombre pisco a su aguardiente de uva, copiando el nombre del peruano, y de seguro a sabiendas de la sensibilidad que existe entre nuestros dos países. Esto ocurre porque nunca nos hemos puesto a trabajar en una agenda de gestos de reconciliación acerca de eventos dolorosos del pasado como la Guerra del Pacífico. De allí la desconfianza mutua que la disputa por el pisco no hace sino agravar.
Pero volviendo al tema, una solución, un poco más equitativa que la propuesta por el ministro de agricultura del vecino país, sería que el pisco chileno pase a llamarse pisco-elqui; es decir “pisco-elqui El Gobernador”; “pisco-elqui Mistral” etc. De esta manera, ambas partes podrían quedar satisfechas: el Perú tendría la exclusividad del nombre pisco para su aguardiente de uva; mientras que el de Chile no dejaría de llamarse pisco, pero al llamarse pisco-elqui, se diferencia del peruano y se presenta como una modalidad diferente.
Por qué digo pisco-elqui, pues en ambos países se conoce que, para inscribir la denominación de origen pisco, en la década de 1930, en Chile a un pueblo llamado Elqui, le pusieron Elqui-pisco y de esta manera pudieron inscribir dicha denominación. Para el caso peruano, las referencias al pisco, remiten al periodo colonial, y al aguardiente de uva que se producía en los valles de Pisco y alrededores, Ica, Moquegua, entre otros.
Concluyo, nos falta un poco de imaginación, de buena voluntad, y dejar un poco de lado el orgullo de ambas partes, para salir de la vieja rivalidad del pisco. Si lo logramos, habremos dado un paso más importante de lo que se piensa en el camino hacia la reconciliación de nuestros pueblos, pues habríamos resuelto amistosamente un tema que es difícil porque atañe la sensibilidad patriótica de nuestras naciones.
Nos falta un poco de imaginación, de buena voluntad, y dejar un poco de lado el orgullo de ambas partes, para salir de la vieja rivalidad del pisco
La propuesta del ministro de agricultura chileno obvia la cuestión del origen peruano del nombre pisco pero nuestra respuesta cierra la discusión. Habría que sentarse a conversar de este y de todos los temas que atañen las sensibilidades binacionales si pretendemos ser vecinos maduros que pueden resolver juntos sus problemas. Ambos pueblos lo agradecerán.
Twitter: @parodirevoredo