Cadena perpetua
Sobre la filosofía política de Haya de la Torre
Este viernes 22 de febrero se cumplen 124 años del nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre. El día de la fraternidad, que convirtió el aniversario del jefe y fundador en la conmemoración central del Partido de la Estrella, contiene innegables ribetes caudillistas. La celebración se instauró en febrero de 1946, con una impresionante manifestación en el viejo Estadio Nacional, donde los limeños aclamaron a Haya luego de 20 años de destierro y clandestinidad.
Este fue el daño que la oligarquía y el ejército le hicieron a la principal organización política del siglo XX peruano. El PAP era un partido que conocía perfectamente la clandestinidad pero que no sabía qué hacer con la libertad por la que tanto luchó. Por eso le fue tan difícil a Bustamante y Rivero entenderse con Haya, por eso la elevación cuasi religiosa del líder. Porque hasta 1956 lo que estuvo en juego fue su vida. Sin embargo, aquello no le resta a Haya su raigambre republicana y su impronta democrática; ni al APRA la formación de cuadros que se convirtieron en la sociedad civil organizada del segundo tercio del siglo XX, defensora del constitucionalismo tanto como de los derechos civiles, políticos y sociales.
A Haya y al APRA histórica, la izquierda académica peruana los ha encerrado en la celda de la claudicación ideológica. La condena implica aislamiento, al punto que cuando se habla del PAP resulta irrelevante indagar otros aspectos. La sentencia es a perpetuidad, salvo que la impugne, como ya lo viene haciendo, una nueva generación de investigadores extranjeros, como los argentinos Martín Bergel y Leandro Sessa, o el peruano Daniel Iglesias radicado en París. Hay uno de siempre, peruano, radicado en Lima y al que no se le cita porque es el que más sabe, se llama Hugo Vallenas. Entonces aparecen otros temas, como la vida convertida en epístola, el rugido de una generación latinoamericana revolucionaria que surgió con la reforma universitaria de Córdoba en 1918; o la experiencia del exilio en aquella pléyade de jóvenes utópicos.
Pero nos siguen faltando temas, ¿qué pensaba Haya sobre la cuestión con Chile? antes de firmarse el Tratado de Lima de 1929, Haya clamaba por la desaparición de las fronteras políticas en América Latina, bandera que volvió a alzar, ya fatigado, en su último gran discurso en la constituyente de 1978. ¿Y qué pasa con el Haya filósofo?, la peor de las herejías. Su sentencia a cadena perpetua incluye simbólicamente la quema pública de las obras del principal filósofo político latinoamericano del siglo XX, un trujillano nacido en 1895. A Haya no solo le negaron Palacio.
Alguien dijo que Espacio Tiempo Histórico es mediocre y todos los demás se la creyeron, así debía ser, se trataba de Haya. Cuando yo lo leí constaté que el fundador del APRA fue de los primeros en desafiar el determinismo marxista, anteponiéndole el relativismo de Einstein y el principio hegeliano de la negación de la negación, así como en denunciar la farsa totalitaria de Stalin. Ojo: Aron, Popper y Althuser lo hicieron recién después de la Segunda Guerra, cuando el Oso Rojo quería tragarse Europa. Haya se les adelantó tres décadas.
En la celda de un supuesto traidor, cumple condena un visionario cuya dimensión mesiánica no le resta su indesmayable lucha por la democracia y la justicia social. Recién las universidades peruanas han inaugurado facultades de ciencias políticas, otras imparten cursos de filosofía latinoamericana. Pero Haya sigue cumpliendo condena, incomunicado, esperando a la generación que lo rescate del Gran Hermano totalitario.
P.S. Dedicado a Hugo Vallenas, estudioso principal del aprismo que distingue la crítica de la animadversión