La Niebla & el Smog
En el Perú el smog político es absolutamente tóxico, lleno de pobredumbre, inmoralidad y corrupción. Por eso no podemos ver el futuro
La reflexión sobre el Perú no encuentra en nuestra cotidianidad un espacio para sí. Hay que inventarlo, crearlo, luchar por él. Somos, al contrario, el país deseado para cualquier medio de comunicación en busca de titulares que vender. Solo ayer salió Alan García a decir, una vez más, que se allanaba a la justicia y que nadie lo perseguía; y una vez más, horas después, sus seguidores se movilizaron en este caso para atacar una unidad de la policía enviada por el Ministerio del Interior a brindarle seguridad, para que así Alan García salga luego, una vez más, a decir que en el Perú no hay justicia y que el susodicho vehículo era prueba palpable de que es un perseguido político.
Si algunos se han mareado con el primer párrafo de esta nota es porque intenta expresar el vértigo de apenas cuatro o seis horas de política peruana. En ese breve lapso de tiempo, un experimentado malabarista realizó con éxito un número con varias pelotitas de diferentes colores haciéndolas girar con sus manos, una y otra vez. Sin embargo, lo realmente importante sucedía en otro lugar. Mientras el país observaba absorto la puesta en escena del dos veces presidente, la todavía mayoría fujialanista aprobaba una ley de blindaje al mismísimo García y a Keiko Fujimori. La sustancia: los partidos políticos “no pueden lavar dinero” ¿cómo así?
El dato no es menor, y no solo por el cinismo contenido en la ley aprobada, sino por la votación obtenida: 66 votos, esto quiere decir que la mitad más uno del total de congresistas aún vota las consignas de quienes quieren mantenernos en el esquema de que la política peruana no se entiende sin corrupción. Total, siempre fue así ¿me equivoco?
Conversaba con un buen amigo sobre la política y los políticos, y recordábamos la escena de la cinta Perfume de Mujer, cuando Al Pacino, encarnando a un coronel en retiro que quedó invidente tras jugarse la vida a la ruleta rusa, reconoce que él siempre supo cuál era el camino correcto; seguidamente admite que jamás lo siguió, pero el tema es que siempre supo cuál era. Al contrario, hace unos meses, conversando con un grupo de jóvenes tras dictar una conferencia, uno me comentó que quería incursionar en la política. Me alegré por ello y le pregunté sus motivos: me respondió que en su pueblo las autoridades ediles literalmente se forran en billete durante sus gobiernos municipales. Él quería imitarlos.
Está claro que la mayoría de estudiantes no piensa así, todo lo contrario, la era de las TIC nos ofrece una juventud mucho más consciente e informada de todo, de los procesos administrativos al interior de sus propias universidades, así como de la corrupción política que carcome a nuestro Estado y nuestro país. Recordemos algo, cada smartphone es un noticiero en nuestras manos, es un televisor, una radio, muchas redes sociales, en suma un ordenador; ah, una grabadora y una cámara de grabación con audio y vídeo además.
Las nieblas naturales se disipan solas. En Londres pueden tardar semanas en hacerlo, al punto que alguna vez Wilson Churchill casi pierde su cargo de Primer Ministro por esta razón. Pueden también disiparse en horas o minutos; lo cierto es que después siempre sale el sol. Pero en nuestro caso lo que tenemos es un smog absolutamente tóxico compuesto de pobredumbre, inmoralidad, corrupción, y de cada vez más inútiles e improvisadas psicosociales de quienes quieren con desesperación sacarse de encima el brazo de la justicia. Para ellos ya es tarde, la pregunta es si lo es también para el país.
Pero entonces al menos coloquemos el tema en la agenda: tenemos que disipar la niebla y el smog algún día para volver a ver al país y a sus reales problemas. Es decir, el segundo, tercer y cuarto escalón después de este primer peldaño que solo emite la asfixiante contaminación de un sector de nuestra clase política que hace tiempo se convirtió en otra cosa. Agendemos el futuro entonces, es demasiado justo, y demasiado necesario conversar sobre lo importante.
twitter: @parodirevoredo