Chile: dos fechas que nos acercan
Este mes se celebra el aniversario patrio de Chile, 18 de septiembre de 1810, y el del desembarco de las fuerzas sanmartinianas en Paracas diez años después, el 08 de septiembre de 1820, la mitad de cuyos soldados eran chilenos y fueron enviadas por el prócer Bernardo O´Higgins.
Con la celebración de la independencia de Chile sucede algo similar que con la nuestra: lo que se conmemora es más el inicio del proceso que conlleva a la emancipación y no su logro definitivo. Así pues, el 18 de septiembre de 1810, se instaló en Santiago la primera Junto de Gobierno que fue el resultado de un cabildo abierto -asamblea popular- que optó por la separación de España.
Esta importante decisión se inscribe en la compleja coyuntura que inauguró la invasión napoleónica a España en 1808. Cautivo el Rey Fernando VII, varias ciudades españolas establecieron juntas para gobernar en su nombre. Sin embargo, cuando se quiso replicar la experiencia en la América Hispánica sus homólogas de Buenos Aires, Caracas, La Paz, Santiago, entre otras, adoptaron prontamente la postura separatista. No obstante, las fuerzas realistas enviadas por el virrey del Perú Fernando de Abascal lograron revertir temporalmente la situación y recuperar, por un corto tiempo, la posesión de casi todas sus colonias.
A pesar de ello, y como bien señala el historiador Víctor Peralta, en su libro La Independencia y la Cultura Política Peruana, el liberalismo hispánico proveniente de la Constitución de Cádiz de 1812, aprobada durante el cautiverio de Su Majestad, logró que los americanos saboreasen no solo la consigna de la libertad, sino que incorporasen en su repertorio político una serie de ideas nuevas como la libre prensa, el gobierno representativo, la igualdad ante la ley, entre otras. No bastó por eso que, en 1814, Fernando VII, tras recuperar su trono, proclamase el retorno del absolutismo. Ávidas de libertad, las antiguas colonias se emanciparon una tras otra, siendo que Chile concluyó su proceso emancipador tras derrotar al ejército realista en la batalla de Maipú del 5 de abril de 1818, luego de unirse, para tal efecto las tropas del argentino San Martín con las del chileno Bernardo O´Higgins.
El desembarco de Paracas
La referida Batalla de Maipú y desembarco en Paracas del 08 de septiembre de 1820 son dos acontecimientos que están directamente relacionados. De hecho, San Martín lidera las fuerzas patriotas de las que entonces se llamaron Provincias Unidas de Río de la Plata y mantuvo a raya a las fuerzas realistas desde que el 25 de mayo de 1810, aligual que en Santiago meses después, dichas provincias declarasen su emancipación de España en un cabildo abierto realizado en Buenos Aires. Poco después, el 3 de febrero de 1813 San Martín venció a los realistas en la Batalla de San Lorenzo, mientras que el 9 de julio de 1816 Argentina proclamó su independencia en el recordado Congreso de Tucumán.
Entonces las autoridades argentinas comprendieron que su libertad peligraba mientras el Virreinato del Perú se mantuviese como un bastión borbónico en América. Es por eso que, a principios de 1817, San Martín cruza la cordillera con su afamado Ejército de los Andes y participa en las gestas que conducen a Chile hasta la libertad tras la batalla de Maipú. Y es también después de Maipú que San Martín y O´Higgins unen fuerzas y preparan la expedición al Perú, la que, como hemos señalado, toca tierra en Paracas y establece su cuartel general en Pisco al anochecer del 8 de diciembre de 1820. Sus tropas, de alrededor de 4000 hombres estaban compuestas, en números casi similares, de chilenos y argentinos. A estas se le sumaron, desde el mismo día del desembarco, miles de peruanos por lo que, en la batalla de Ayacucho, de 9 de diciembre de 1824, soldados de casi todos los flamantes países americanos, liberaron el sur del continente del dominio español.
La otra guerra contingente
He señalado, en notas anteriores, que soy el convencido de que ambas sociedades -la peruana y la chilena- están ya preparadas para ingresar a una etapa de gestos de amistad bilaterales en las que podamos conmemorar juntos los acontecimientos del pasado doloroso. Esto puede lograrse a través de mensajes de lamento y concordia por el daño infligido a la memoria historia de una sociedad que requiere de la otra para cerrar sus heridas y, de este modo, cerrar también -que no es lo mismo que olvidar- un capítulo histórico que concluyó hace muchísimo tiempo.

BOLOGNESI BATIÉNDOSE EN INFERIORIDAD DE CONDICIONES EN ARICA, RECUERDOS E IMAGINARIOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO DEBEN SER PARTE DE UN TRABAJO CONJUNTO PARA SUPERAR EVENTOS DOLOROSOS Y PODER DIVULGAR EVENTOS INTEGRACIONISTAS COMO LA INDEPENDENCIA
Es por eso que yo veo el Bicentenario como una oportunidad para celebrar juntos una gesta común, tanto como para reconciliar en nuestras almas aquellos remanentes de un pasado que nunca volverá. Ahora es cuando.