Creo que nadie se cuestionará que defina la actual situación del país en términos de una Guerra Política que eventualmente podría tornarse violenta. Es una guerra porque no se trata de partidos que discrepen y eventualmente logren consensos, sino de dos bandos que aspiran, recíprocamente, a la destrucción del contrario. 

Directamente, el Presidente Vizcarra busca moralizar la justicia y no destruir al fujimorismo, pero resulta que moralizar la justicia implicará necesariamente la destrucción del fujimorismo por su aparente interconexión con mafias y una serie de negocios ilícitos. Directamente, el fujimorismo, apoyado por el alanismo, sí busca tumbarse al gobierno y acceder al poder a cualquier costo pues, por lo que he señalado líneas arriba, para estos movimientos se trataría de una cuestión de supervivencia; si dejan de controlar la justicia podrían desaparecer de la escena política.   

En tal sentido, el "Destape" de Cavassa inicia el jaque fujimorista al gobierno de Viscarra ¿Por qué? porque con esta psicosocial quieren colocar al Presidente y la Vicepresidenta juntos en una coyuntura de vacancia. Esto resuelve su gran dilema de vacar a Vizcarra para empoderar a una Mercedes Araoz, aún más intransigente con la corrupción y el fujimorismo. Vizcarra quiso dialogar y encontró lo que todos conocemos.

En cualquier caso, para los defensores de la democracia, y de la postura del gobierno del Presidente Vizcarra, el dilema es otro. ¿Qué es mejor? ¿Referéndum o cuestión de confianza? Me inclino por la segunda porque el fujialanismo ni siquiera esperará el referéndum: la maniobra de vacancia ya está en marcha

A estas alturas, urge una reunión del Presidente Vizcarra y la Vice-Presidenta Araoz con los líderes de todos los partidos y colectivos que han asumido la defensa de las reformas y de la democracia, para adoptar una sola línea de acción y triunfar, como en el año 2000, sobre el fujimontesinismo corrupto y autoritario. Ahora es cuando.

Daniel Parodi