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He renunciado al partido, no a mis ideales apristas, estos son irrenunciables

Renuncia al PAP

He renunciado al partido, no a mis ideales apristas, estos son irrenunciables

Publicado: 2018-01-11


Lo primero que van a decir mis detractores en el PAP es que cómo renuncio a un Partido en el que nunca he militado, toda vez que, en efecto, mi nombre no figura aún en el Registro de Organizaciones Políticas, como inscrito en el Partido que una vez fundara Víctor Raúl Haya de la Torre. La historia, sin embargo, es diferente: me inscribí al APRA el 17 de noviembre de 2011, en presencia de dos antiguos compañeros como Alfonso Cox, hijo del fundador Carlos Manuel Cox y de Luis García, entonces Secretario General de la base de San Isidro. 

La razón por la que no figuro en el ROP es la misma de más de cien mil compañeros: la dirigencia que medra en el PAP hace ya más de una década no ha actualizado los padrones de militantes desde el año 2010, esa es solo una muestra del estado de postración en el que tienen sumida la obra de dos generaciones de peruanos, que lo dieron todo por construir nuestra institución: La Alianza Popular Revolucionaria Americana.

Las razones de mi renuncia son de sobra conocidas: mi discrepancia ideológica y moral con la actual dirigencia aprista, que responde a la voluntad de Alan García (ese es mi parecer) es absolutamente irreconciliable con mis principios apristas y esta situación no cambiará mientras el susodicho dos veces presidente y su conciliábulo más cercano se mantengan al frente del PAP el que, simultáneamente, se derrumba ante sus ojos a pesar de lo que, con absoluta irresponsabilidad, han expulsado a dos de sus mejores cuadros profesionales, los compañeros Javier Barreda y Abel Salinas, por decidir servir la democracia sumándose al actual nuevo gabinete.

No es justo, y no voy a avalar con mi presencia la autodestrucción premeditada de la obra del patricio político más preclaro de la historia republicana de América Latina que, reitero, se llamó Víctor Raúl Haya de la Torre.

¿Sigo siendo aprista?

Por supuesto que sí y de la misma forma en la que lo he sido siempre; es decir, entendiendo el aprismo como mi adscripción a una utopía ideológica y moral, democrática y de justicia social, que es el prisma desde el cual miro y enfrento la realidad todos los días. Sencillamente vuelvo a ser lo que fui: un aprista de su casa, un peón que colabora desde su posición de intelectual orgánico, diría yo, a lo Gramsci. Y tengo una batalla que librar por el APRA que me he tomado como una meta personal y es la batalla de la historia en la que, debido a nuestro ya antiguo divorcio con los intelectuales, hemos permitido que nuestra trayectoria sea narrada por nuestros rivales ideológicos.

Esa batalla la he venido librando casi en silencio, con decenas de artículos periodísticos y ya se vienen las investigaciones académicas de largo aliento y los libros. Hay mucho que reponerle al aprismo, a su historia. Recuerdo que en una reunión de colegas historiadores por señalar que debía reconocerse la lucha democrática del APRA contra las dictaduras del siglo XX me llamaron apologeta; es que ni eso se dice en favor de la impronta de nuestro movimiento, ¡cuanta mezquindad!

¿Sigo siendo el compañero Parodi?

Ojalá que sí, eso se los dejo a ustedes compañeros, que siempre me han tratado con afecto como a tal en mis redes sociales, con lo cual me han honrado siempre, yo soy el mismo aprista, el mismo enamorado del aprismo, de sus caras, de sus maquinitas, de sus bases, de su fervor y devoción; ojalá y me invitasen a visitarlos de vez en cuando a sus locales distritales a departir como lo hemos hecho tantas veces, salvo que me lo prohibiesen en el CEN, ¡vaya dirigencia tan peleada con el país!, ¡con el APRA misma!. Pensar que en esa misma Aula Magna alguna vez, en 1962, Víctor Raúl Haya de la Torre renunció a la presidencia del Perú, en el acto de mayor desprendimiento, por salvar la democracia, dejando de lado todos los odios y enconos que tan instalados lucen hoy en el mismo otrora espacio de consenso, de coloquio y de vida cívica que iluminaba las noches limeñas hace 50 años, en la Avenida Alfonso Ugarte.

Pero eso se los dejo a ustedes, entiendo que habré decepcionado a muchos y que habrá quienes piensen que he traicionado al aprismo; solo puedo garantizarles que mis palabras y su consecuencia con mis actos les demostrarán lo contrario. Sí quiero decirles que he elegido libremente mis prioridades: la democracia, que es la máxima utopía del aprismo, se ve amenazada por un proyecto político clientelista y autoritario, el fujimorismo, que representa la antítesis de la democracia misma y por eso voy a ubicarme en mi tribuna crítica, en el activismo, para defenderla y fortalecerla con todas mis fuerzas.

Hoy, quienes dicen representar al APRA, nos han colocado en nuestras antípodas morales e ideológicas y por eso deberé oponerme a la camarilla que domina a la institución, pero no a su pueblo devoto y hayista; y porque voy a oponerme con convicción democrática a lo que he llamado fujialanismo es que me separo, institucionalmente, de una tendencia de absoluta negación de la utopía aprista, tendencia de la que soy opositor hayistamente convencido y resuelto.

Seasap compañeros

Los abraza en el aprismo

c. Daniel Parodi Revoredo

Adjunto Carta fechada 2012 que demuestra que mi inscripción al PAP se produjo el 17 de noviembre de 2011

Carta de renuncia dirigida al Secretario de Organización del PAP, Sr. Miguel Rosas. La carta la he dejado ya en el PAP, y se me ha señalado que mañana, al entregar copia de mi DNI, se me hará entrega del cargo respectivo. Les informaré el resultado del trámite.



Escrito por

Daniel Parodi Revoredo

Máster en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid, Historiador Docente en U. de Lima y PUCP. Opiniones personales


Publicado en

Palabras Esdrújulas

PALABRAS ESDRUJULAS por Daniel Parodi