#ElPerúQueQueremos

Te tratan diferente según la tribuna a la que vas

“TRIBUNA DE ESPAÑOLES Y TRIBUNA DE INDIOS”

De cómo se violan los derechos fundamentales en los estadios del Perú

Publicado: 2017-09-02

Empezaba diciembre de 2016, en el Estadio Nacional de Lima se medían Sporting Cristal con el Centro Deportivo Municipal y me fui a ver al Muni, del que no soy hincha pero si simpatizante, junto a unos amigos, acérrimos del “conjunto edil”. Elegimos tribuna norte porque en sur estarían los cerveceros, cuando en la cola la gente comenzó a pasar la voz de que estaban requisando correas y sobreros. 

Mi primera reacción fue tomármelo a broma, luego, cerca del punto de registro vi que efectivamente la gente se sacaba la correa y los gorros, y los policías los tiraban al piso amontonándolos para que “dizque al final del match” sus dueños los recojan. Con lo ordenados que somos en el Perú, es más que probable que cualquiera se haya llevado lo de cualquiera al final del partido.

Mi segunda reacción, al ver que la cosa iba en serio, fue la de enfrentar la autoridad y hacerle ver la violación de una serie de mis derechos civiles, pero al notar la agresividad casi “antimotines” de las fuerzas del orden opté por esas salidas kafkianas con que el ingenio nacional logra salir adelante de las más difíciles circunstancias. En efecto, me pasaron el dato de que al frente, en una bodeguita, te guardaban tus cosas a dos luquitas, con ticket y todo. Y bueno, como no quería perder mi correa, ni mucho menos mi sombrero de paja de la Sombrerería el Siglo, la última del centro histórico, salvé de esta manera la situación y con una que otra maniobra evasiva logré que no se me cayesen los pantalones en momentos claves del match como la salida del Muni a la cancha, o los goles que marcó en la definición por penales, aunque al final el partido se perdió.

Más allá de sarcasmos y anécdotas, vamos a los gorros y sombreros. El partido estaba programado a las 3 de la tarde y en diciembre ¿y la protección solar? ¿y los niños y ancianos a los que se les aplicó la misma medida de seguridad para que las cámaras del estadio ponchasen a eventuales vándalos? (fue esta la explicación que escuché) ¿y el cáncer a la piel?. La Constitución Política del Perú consagra el derecho a la salud ¿qué está por encima? ¿los derechos fundamentales o una medida adoptada para, supuestamente, preservar el orden público? Seré preciso, la Carta Magna de 1993, consagra, en su numeral 1, artículo 2, capítulo I título I el derecho a la integridad física. Luego, el artículo 7 del Capítulo II, del título I de la misma Carta establece que “todos tienen derecho a la protección de su salud”. ¿Pueden obligarte entonces a soportar por dos horas o más los rayos ultravioleta?

Vamos a la correa, el artículo 1, del capítulo 1 del Título 1 de la Constitución, o sea, el primero, sí, el primero, consagra el respeto a la dignidad humana. ¿no es humillante que te saquen la correa?, es decir, la prenda que sostiene tus pantalones, los que, a su vez, cubren tus partes íntimas? Sobre esa premisa, toda vez que unos blue jean, con cierta habilidad del agresor, son lo suficiente fuertes y flexibles como para acogotar a una persona ¿habría que pedirle al público que se los quite antes de ingresar al estadio? Una mujer que decidió ir con tacos, ¿deberá quitárselos y ver el espectáculo descalza pues estos pueden utilizarse como arma de ataque? ¿O un varón sus zapatos por la misma razón? ¿o sacarse los pasadores de las zapatillas porque con ellos puedes ahorcar a alguien? Cuidado, que si seguimos así acabamos haciendo del estadio un campamento nudista. Ayúdenme constitucionalistas ¿cuántos derechos fundamentales nos están transgrediendo aquí?

Sigamos, fui al Perú-Bolivia, está vez a palco invitado por un amigo. No hablaré de la pseudo evacuación de Lima que supuso para miles de capitalinos llegar al estadio, en particular caminé desde la Universidad de Lima hasta el Monumental de Ate, hora y cuarenta, nada mal. Vamos al punto, hice mi colita para el palco, casi no me revisaron o lo hicieron con insospechado respeto y ponderación, y, lo principal, fundamental, básico, no me quitaron mi correa.

Paso el registro y veo a mi derecha una reja que me separa de los hinchas que iban a tribuna popular norte, y ¿qué veo en la susodicha reja?, pues colgadas cientos de correas que les habían quitado a los hinchas de norte (que -ojo- también son ciudadanos con derechos consagrados en la Constitución) y por las razones antes esgrimidas y violando, nuevamente, el artículo 1, del Capítulo 1 del Título 1 de la Constitución de 1993.

Te quitan la correa

Solo que como a mí esta vez no me la quitaron -curioso cómo cambian tu status social y tu relación con la autoridad de acuerdo a la tribuna a la que vas- y a ellos sí violaron también el numeral 2, del artículo 2 del capítulo I, del título I de la Constitución de 1993 que dice que “nadie puede ser discriminado por motivo de origen, raza … condición económica etc” . En otras palabras, le quitas la correa a todos o a nadie, pero no se la quitas al público de popular y no al de occidente y palco porque estás cometiendo discriminación económica de todas maneras y, discutiblemente, racial porque hoy somos socioeconómicamente mucho más mestizos que hace 50 años, enhorabuena por ello.

Pero de donde le sale, por favor, a la autoridad, esa bendita tendencia a tratar peor al pobre, eventualmente al desvalido o más vulnerable (no digo que lo sean los hinchas de norte) Vaya República, cuyas autoridades no tienen ni conciencia de los derechos fundamentales de los ciudadanos (porque creo que es más la amalgama entre la tradición y la ignorancia la que explica estas situaciones, antes que la transgresión voluntaria de la ley). Vaya ciudadano, y ojo que no es culpa del ciudadano, que no conoce sus derechos fundamentales. Enseño en tres universidades particulares donde estudian jóvenes que, en su mayor parte, han tenido acceso a una mejor educación porque sencillamente han podido pagarla y porque la educación pública, con honrosas excepciones, es básicamente deficitaria. Adivinen; la gran mayoría de los estudiantes no ha leído la Constitución, para no hablar de alguno que la tenga interiorizada como un sistema normativo que se le aplica y lo protege en tanto que ciudadano.

Así que les dejo dos tareas. La primera al Tribunal Constitucional, a los constitucionalistas, lleven este tema a sus fueros, DENÚNCIENLO DE OFICIO, den el ejemplo, así construirán república y ciudadanía. La segunda a los maestros, a mis colegas universitarios, a los que están en huelga, a los de los colegios, no solo enseñen la Constitución en los cursos de instrucción cívica o de ciudadanía. Enséñenla en historia, sobre todo si es Historia de la República, si todavía existe tal cosa en el programa. El estudiante no debe comprender esta etapa solo como un conjunto de datos casi inconexos y memorizables para aprobar a fin del año o semestre sino como la progresión de un proyecto político del que forma parte a través de derechos y deberes que están establecidos en la Constitución, es por y para eso que a los 18 años le dieron o le darán su DNI.

Demos este paso y acostumbrémonos a dar otros similares de oficio, así seremos cada día más una comunidad que persigue el bien común de todos sus integrantes.

@parodirevoredo


Escrito por

Daniel Parodi Revoredo

Máster en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid, Historiador Docente en U. de Lima y PUCP. Opiniones personales


Publicado en

Palabras Esdrújulas

PALABRAS ESDRUJULAS por Daniel Parodi