Ayer vi un noticiero sabatino entre 8 y 9am. Este dedicó 20 minutos a la leche Pura Vida, que es un tema importante, pero destinó menos de dos a la reforma electoral y solo para informar que la congresista Patricia Donayre ya se disculpó con su homólogo Miguel Torres por decirle que le "faltaban pantalones". Una pena, porque lo que está en juego es la construcción de una democracia menos escasa que la que nos gobierna. Para eso necesitamos fortalecer los partidos, financiarlos y fiscalizarlos, darles facilidades para conformarse, pero ser estrictos en exigirles requisitos institucionales una vez inscritos. 

El Partido político es el espacio donde se forman los cuadros más especializados para la administración del Estado, y de allí deben salir congresistas, gobernadores regionales y alcaldes, política y técnicamente preparados. Por eso los partidos requieren de una auténtica democracia interna y respetar sus propias reglas del juego para evitar que algunas camarillas se entornillen en sus cargos dirigenciales para defender sus propias agendas.

Si la democracia interna de un partido funciona bien, el voto preferencial es innecesario. En la interna se eligen los puestos en la lista, eso nos pone a buen recaudo de aventureros como César Acuña o José Luna, quienes arrasan en las preferenciales porque pueden financiarse campañas multimillonarias. Sin voto preferencial, no serán espontáneos de sospechosas fortunas los que resulten electos, sino cuadros formados en los partidos, profesionales de la política, líderes conscientes de que el ejercicio de la función pública supone un servicio a la comunidad.

Una reforma electoral integral no va a curar repentinamente a una sociedad enferma, pero significa el inicio del tratamiento. Sin embargo, los congresistas le dan las espaldas a la nación pues serían los grandes perjudicados por la reforma. Lógico, pues ellos son precisamente los líderes entornillados en las dirigencias partidarias; además son conocidos, tienen cobertura mediática, cuentan con recursos -a veces lobbys- para financiarse campañas millonarias y reelegirse a través del voto preferencial. ¿votarán una ley en favor del país pero reñida con sus intereses?

Por ello son necesarios los medios de comunicación en esta lucha. Si los actuales congresistas tienen la mala leche de mantener nuestra democracia en la más absoluta precariedad institucional, los electores tienen derecho a saberlo. Por eso me dirijo a los responsables de las líneas editoriales de aquellos: le harían un gran favor al país si colocasen en la agenda política nacional aquellas reformas que los congresistas evaden con patética destreza. El Perú se lo merece.

Publicado hoy en Diario Exitosa