Me pregunto si con estas líneas cometo un acto de inconsecuencia pues fui candidato al congreso por el PAP (Alianza Popular) en las últimas elecciones generales. Creo que no. Postulé porque pensaba que Alan García era el candidato más capacitado para ser presidente del Perú, así lo dije en cada entrevista que concedí y sigo pensando igual.  

Sin embargo, la manera como se conduce internamente al APRA es un tema distinto y si alguien habló a voz en cuello después de las elecciones fueron los mismos resultados, los que nos dijeron dos cosas fundamentales: 1.- que ni el país ni el mundo están ya para liderazgos providenciales que prolonguen su vigencia por décadas; 2.- que el APRA no sólo debe renovarse sino reorganizarse, volver a pensarse a sí misma y relanzarse hacia la sociedad con gente no necesariamente joven pero sí nueva, de mucho tiempo de militancia quizá, pero nueva por su mirada distinta sobre como dirigir y gestionar un partido político si quiere adecuarse y sobrevivir a las exigencias del siglo XXI.

Cuando, a pocos días de nuestra derrota electoral, se formó la Comisión Organizadora del Congreso del APRA quedó claro que lo que se buscaba era sabotear el camino hacia la renovación e impedir que Enrique Cornejo y su equipo obtuviesen por la vía electoral –ya sea directa o delegada- el control y dirección del APRA. Quedó bastante claro que quienes han llevado al partido que fundara Víctor Raúl Haya de la Torre a la más absoluta desinstitucionalización darían sus últimas batallas y defenderían sus últimas posiciones, lo que desgraciadamente viene ocurriendo.

“Ceci tuera cela” (esto matará a aquello) suelen decir los franceses y es que los recambios generacionales suelen ser así; la generación previa mantendrá sus posiciones hasta que una mejor la reemplace, no lo hará de manera voluntaria, y peor aún si los caminos estatutarios han sido permanentemente boicoteados por quienes debieron garantizar la democracia interna al interior del PAP. Porque democracia interna es lo que le corresponde a un partido del siglo XXI y porque esto es lo que se merece el APRA.

Pues bien, tras tres injustificados aplazamientos del cronograma electoral para renovar las autoridades del PAP y la increíble renuncia de quienes llevaban adelante el proceso, el APRA sale a marchar pacíficamente mañana. No lo hará por las ocho horas laborales, como en 1919, o en defensa del estado laico como en 1923, o para defender la democracia como tantísimas veces en el siglo XX. Esta vez sale a pedir por ella misma, a recordarle al Perú que ella lideró el camino hacia la conquista de los principales derechos ciudadanos, laborales y sociales.

Es paradójico: hace 75 años, dos fundadores del APRA, Luis Alberto Sánchez y Carlos Manuel Cox, formaron parte de la comisión electoral que redactó el estatuto que rigió los comicios de 1931, esa misma comisión es el acta fundacional del Jurado Nacional de Elecciones. Y resulta que mañana el APRA tocará las puertas precisamente del JNE y de la ONPE para pedirle lo que aquella le ofreció al país hace décadas, pero que ahora exige a gritos para su fuero interno: democracia.

La gran concentración de mañana a las 6pm en el Campo de Marte no se convoca en contra de nadie, ni tampoco llama solo a los apristas. En realidad, invita a los peruanos que quieren organizaciones políticas sólidas y que creen que la democracia es buena y que es más fuerte precisamente con partidos fuertes, institucionales, en los que las decisiones se toman a través del voto universal o delegado, de acuerdo a sus propios estatutos y con la supervisión de los organismos electorales del Estado.

No lo sabremos hasta dentro de algunos años pero quién sabe si mañana #NOV04 sea una fecha histórica para el Perú republicano: el día en el que los partidos políticos iniciaron un proceso de reinstitucionalización que adecuó nuestra política a los exigentes requerimientos del siglo XXI. ¡Que así sea!

Acompañennos, están todos invitados

Daniel Parodi

Historiador y militante aprista