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El giro latinoamericano

Triunfo de Mauricio Macri en Argentina es aviso democrático para la región

Publicado: 2015-11-28


Hace un par de semanas visitaron Lima Álvaro García Linera y David Choquehuanca, vicepresidente y canciller bolivianos respectivamente. Ambos dictaron sendas conferencias en la PUCP y lograron el objetivo de dejar una buena impresión. El mensaje que difundieron fue que el modelo boliviano no es incompatible con la democracia y que se puede ser de izquierda y convivir, en simultáneo, con tradiciones milenarias y la economía de mercado. 

Su paso por la capital que fundara Francisco Pizarro no pareció casual; al contrario, las entrelíneas de sus discursos deslizaron la intención de acercarse al Perú, de acercar a nuestros pueblos pero también a sus economías. Esta Bolivia quiere Boliviamar y que el ferrocarril transcontinental atraviese su territorio. Sobre todo, le interesa encontrar nuevos socios regionales ahora que los aires políticos de América Latina comienzan a cambiar.

La clarinada de alerta nos la dio nada menos que Luis Almagro, actual Secretario General de la OEA, cuyo pasado marxista no le impidió emplazar a la Venezuela de Nicolás Maduro a llevar a cabo procesos electorales limpios así como a respetar los derechos civiles de sus opositores. De pronto, una OEA más bien permisiva pareció despertar de su letargo y comenzó a leer en voz alta lo que consigna su Carta: la defensa de la democracia, lo que supone confrontar el autoritarismo chavista, ni más, ni menos.

Pero el primer golpe al corazón de la red autoritaria que Hugo Chávez extendió por América Latina es la reciente victoria del opositor Mauricio Macri sobre el oficialista Daniel Scioli en Argentina, que le pone punto final a 12 largos años de la pareja Kirchner en el poder. Con Macri, los rioplatenses apuntan hacia una economía liberal más ortodoxa que eliminará las medidas restrictivas como el cepo al dólar y la prohibición de ahorrar en moneda extranjera. También se propone normalizar el pago de la deuda externa para mejorar la imagen-país ante el mundo. Con ello, los próximos años veremos una Argentina más cerca al mundo que a Venezuela y, sin lugar a dudas, más próxima al Perú.

La segunda derrota del chavismo regional podría sobrevenir ya mismo pero será más dolorosa. El 6 de diciembre los venezolanos elegirán nuevo congreso y los sondeos de opinión arrojan una exorbitante diferencia a favor de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que congrega a los seguidores de Leopoldo López, Hernán Capriles y Roberto Enríquez del socialcristiano COPEI.

Sin embargo, el camino venezolano se presenta sinuoso. Los venideros comicios carecen de garantías debido a la intrusión del chavismo en los órganos electorales y la ausencia de una genuina fiscalización electoral. Con el precio del barril de crudo por los suelos, el oficialismo venezolano se encuentra contra las cuerdas pero la organización semipolicial de sus seguidores y las conocidas prácticas represivas del régimen tiñen de incertidumbre el futuro.

Existen dos señales adicionales en la región que no podemos dejar de atender. La primera viene de Ecuador, donde Rafael Correa acaba de anunciar que no postulará en 2017 a la presidencia y ha rechazado la enmienda constitucional que pretendía establecer la reelección indefinida. Las razones de Correa apuntan en diferentes direcciones: desgaste luego de resultar tres veces electo (2006 – 2009 – 2013), la necesidad de relevo generacional o la intuición de una derrota a la vuelta de la esquina.

La segunda señal viene de Cuba que ha restablecido relaciones con Estados Unidos y está más cerca, aunque no sabemos cuánto, de lograr el fin del embargo económico contra la isla. Mientras que la tensión entre el Coloso del Norte y Venezuela no ha cesado desde el ascenso al poder de Hugo Chávez en 1999, la isla caribeña no ha tenido problemas en desplazar sus piezas más hacia el norte pensando en un futuro cercano sin el soporte del petróleo de Caracas.

Desde su fundación republicana, América Latina ha intercalado periodos democráticos con un caudillismo asistencialista que muchas veces recurrió a las formas electorales para legitimar las más perversas dictaduras. El experimento chavista es un último ciclo autoritario en la región cuya novedad radicó en su retórica izquierdista. Ahora que parece volveremos a la democracia que nos legaron los padres fundadores, solo queda esperar que esta vez sí sea para siempre.

Twitter: @parodirevoredo

Publicado en Caretas el sábado 26 de noviembre 

http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&S&id=12&idE=1236&idSTo=0&idA=73860#.VlmUzHYvfIW


Escrito por

Daniel Parodi Revoredo

Máster en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid, Historiador Docente en U. de Lima y PUCP. Opiniones personales


Publicado en

Palabras Esdrújulas

PALABRAS ESDRUJULAS por Daniel Parodi