El gabinete binacional peruano-boliviano del pasado 23 de junio culminó con la firma de la Declaración de Isla Esteves que impulsará, en el corto y mediano plazo, la integración económica y comercial de ambos países. Sin embargo, la solidaridad peruana frente a la mediterraneidad de Bolivia, expresada en el artículo 32 del referido documento, motivó la suspensión de la reunión privada que la Presidenta de Chile Michelle Bachelet iba a sostener con Ollanta Humala en su próxima visita oficial al Perú para la cumbre de la Alianza del Pacifico que se inició ayer en la Bahía de Paracas.   

En realidad, la cuestión marítima boliviana no formaba parte de la agenda de cuatro puntos que se trató a las orillas del Titicaca, por lo que esta iniciativa sólo pudo provenir del Encuentro Presidencial entre Evo Morales y Ollanta Humala. A pesar de mantener el piloto automático en el manejo económico del país, Humala sigue siendo un presidente cercano al entorno chavista, por lo que es muy probable que la explicación a este desliz transite ese camino, si no otros más sinuosos.

Cuando se conocieron los detalles del reciente espionaje chileno al Perú, fui enfático en subrayar la importancia de que el país vecino presentase satisfacciones y lamenté que un tema así debilitase la confianza mutua que tanto costó construir durante el litigo de La Haya y que se expresó en declaraciones de los cancilleres, restitución del mecanismo del 2+2, diversas manifestaciones de la sociedad civil etc. También recordé que en el caso peruano-chileno existe una sensibilidad a flor de piel debido a imaginarios no superados que provienen de la Guerra del Pacífico, por lo que el espionaje “validaba” la percepción peruana de un “vecino siempre agresor y expansionista”.

"Frente a los viejos imaginarios del revanchismo y el expansionismo, es hora de vernos con otros ojos"

Al respecto, debemos comprender que la solidaridad del Perú con Bolivia, expresada en la Declaración de Esteves, podría generar un efecto similar en algunos sectores de la colectividad chilena. Así, en su imaginario, podría parecerles que “se repite una alianza revanchista de nuestro país y el vecino altiplánico en su contra”.  

En realidad, el artículo 32 de la Declaración de Esteves no dice gran cosa. No dice que el Perú apoya la demanda de Bolivia en La Haya, no habla de soberanía y no sugiere que Chile deba solucionar el confinamiento continental de su par altiplánico; solo señala que “el Perú mantiene su más amplio espíritu de solidaridad y comprensión en relación a la situación de mediterraneidad que afecta a Bolivia”. Sin embargo, dada la sensibilidad existente por la controversia que hoy ventila la CIJ, lo apropiado hubiese sido no emitir pronunciamiento alguno sobre el particular.

La mediterraneidad boliviana y su solución 

Congreso Nacional debe apresurarse en aprobar protocolo complementario a los Acuerdos de Ilo. Bolivia-mar (3.58 km2 de costa) es el aporte concreto del Perú para el acceso al mar de Bolivia 

En otras publicaciones he manifestado mi simpatía personal con la causa marítima boliviana y he señalado que Chile tiene una responsabilidad histórica: La Haya dirá si además es jurídica. También he afirmado que dicha salida al mar podría producirse por Antofagasta que cuenta con un ferrocarril que la conecta directamente con Oruro. Si Bolivia ganase su demanda ante la CIJ, esta salida podría ser soberana; de perderla, podría obtenerse bajo un esquema de concesión similar al de Bolivia-Mar cerca de Ilo, proyecto que, por cierto, espera hace dos años su aprobación en el Congreso Nacional. Cuando se apruebe, se constituirá en nuestro más genuino aporte al reencuentro del vecino altiplánico con el mar.

Es por todo esto que discrepo con el destacado analista chileno José Rodríguez Elizondo cuando afirma, refiriendo la mediterraneidad boliviana, que hay problemas que no tienen solución, conclusión a la que llega tras un imbricado argumento construido en base a disquisiciones histórico-jurídicas. En sentido estricto, el tema es bien simple y remite a la voluntad política chilena. Bolivia tendrá  mar cuando Chile así lo decida, ni antes, ni después, lo que pasa por reconocer que el confinamiento continental del país altiplánico es un tema básicamente bilateral ¿O tendría el Perú que hacerse cargo por las consecuencias de la aventura bélica que Chile inició en 1879?

Rodríguez Elizondo construye la geopolítica desde el pasado hacia el presente. Habría más bien que deshistorizarla y superar el esquema portaliano, como lo propone premio nacional de educación de Chile Pedro Godoy. Ver bibliografía adjunta 

Pero por ello mismo, el esfuerzo realizado por la Cancillería Peruana por aclarar que la cuestión marítima chileno-boliviana es un asunto bilateral y que el Perú no tiene ninguna “llave” para el acceso de Bolivia al Océano Pacífico no se condice con la errática solidaridad presidencial hacia una de las partes en litigio. Al final del camino, queda felicitarse por la pronta superación del malentendido gracias a un manejo bilateral eficiente y estrictamente diplomático. Las coordenadas del camino hacia la integración entre el Perú, Chile y Bolivia están trazadas, tanto como el derrotero que le toca transitar a cada uno. Se trata de encontrar el momento y la voluntad política para recorrerlo.     

Publicado hoy en exclusiva para Caretas: http://bit.ly/1KvLuaS

Véase de José Rodríguez Elizondo

La chispeza de evo y dos preguntas para Humala: http://bit.ly/1FRQTT5

Entrevista a el Mercurio: http://bit.ly/1LIlwCV

Véase de Daniel Parodi Revoredo

Perú & Ecuador / Chile & Bolivia: http://bit.ly/1T5Gc9S

Bolivia, el mar y la subjetividad: http://bit.ly/1FFS8WT

Véase de Pedro Godoy (premio nacional de educación de Chile)

Aislamiento: decadencia de una geopolítica: http://bit.ly/1LDIYQP

Twitter: @parodirevoredo

Fanpage: Historiador Daniel Parodi Revoredo https://www.facebook.com/parodidaniel