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No basta con prohibir su reelección

Una República sin políticos

Publicado: 2014-06-28

Hace 3 décadas, Alberto flores Galindo sostuvo que el Perú era una república sin ciudadanos debido a la exclusión social de la mayoría de la población, la que no fue considerada en el proyecto republicano criollo. El año pasado Alberto Vergara, en “Ciudadanos sin República”, propuso que el Perú de las últimas décadas sí tiene ciudadanos y que, más bien, carece de instituciones republicanas. Vergara plantea la disyuntiva de reconciliar el desarrollo económico del que disfrutamos con el desarrollo institucional que nos hace falta.  

Traigo a colación estas ideas debido al actual debate sobre los gobiernos regionales. Al día de hoy, los presidentes regionales César Álvarez de Ancash y Gregorio Santos de Cajamarca ya están tras las rejas. Álvarez, acusado de sicariato, la tiene muy difícil. A Santos lo acusan de corrupción y no falta quien sostiene que su orden de reclusión despide un tufillo a jugada política para sacarlo de su carrera reeleccionista.

Cómo telón de fondo, la mayoría de presidentes regionales está procesada por diversos delitos de función y ya se debate una serie de medidas para atacar el problema, entre las que se destaca prohibir su reelección. En realidad, la propuesta se me revela ineficaz y me recuerda una acertada reflexión de Steven Levitsky en la que explica cómo algunas buenas leyes de gobierno democrático, al aplicarse en el Perú, se corrompen de su sentido original. 

¿Qué podría lograrse prohibiendo la reelección de los presidentes regionales? Evitar que el tiempo en el ejercicio del poder les permita enquistarse en el cargo, de acuerdo. Lo que no impide es que postule a un testaferro y tampoco reduce la altísima probabilidad de que el sucesor presente un perfil muy similar . Es decir, que entienda la función pública como la gran oportunidad de obtener beneficios personales por medios  ilícitos.

¿Por qué soy tan pesimista? Porque esto es lo que hay; porque no tenemos ni clase política, ni partidos políticos. Es decir, no tenemos profesionales cuya vocación por el servicio público los haya llevado a militar en partidos para, a través de ellos, acceder al Estado en base a su experiencia, preparación y formación. Al contrario, a quienes tenemos por autoridades regionales es a emprendedores del sector informal, cuyo éxito comercial les ha permitido conformar una red de influencia y constituir un frente político con fines únicamente electorales. Además, muchos "líderes" regionales financian la campaña de candidatos presidenciales a cambio de un lugar en la lista parlamentaria. De allí los come pollos, roba luces, vende paneles, fotocopiadoras, etc.

Ciertamente, no pretendo negar el emprendedurismo de nuestros informales. Lo que señalo es que este no es el perfil adecuado para el ejercicio de la función pública. y resulta que un altísimo porcentaje de nuestros servidores públicos, más aun los que se eligen a través del voto popular, responde a dicho perfil.

¿Qué hacer? Pues repetiré la cancera del viejo maestro de escuela, educación, educación y educación que no por nada somos los últimos en educación. Se trata de definir qué ciudadano queremos tener de aquí a veinte años y comenzar a formarlo desde ahora, esa es la mejor inversión para el país. Se trata también de perfeccionar la ley de partidos políticos, tanto como de financiarlos y fiscalizarlos mucho más.  Hay quienes piensan que los partidos de dimensión nacional no son requisito indispensable para nuestras instituciones democráticas. Los resultados que ofrecen los gobiernos regionales demuestran todo contrario.

Mi cuenta en twitter @daupare


Escrito por

Daniel Parodi Revoredo

Máster en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid, Historiador Docente en U. de Lima y PUCP. Opiniones personales


Publicado en

Palabras Esdrújulas

PALABRAS ESDRUJULAS por Daniel Parodi