Encapsular el triángulo terrestre: la mejor decisión para el 2+2
Daniel Parodi Revoredo
De seguro algunos medios y analistas cuestionarán la aparente poca firmeza demostrada por la ministra Eda Rivas y el equipo peruano en La Haya en su presentación ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso. Esto debido a la decisión de no tocar la cuestión del triángulo terrestre en la reunión del 2 + 2 a realizarse en Santiago el próximo jueves en el que los titulares de Exteriores y Defensa peruanos y chilenos coordinarán, entre otros temas, la ejecución del fallo de la CIJ.
A mí la estrategia me parece la más inteligente. De hecho, en lo que concuerdan ambos países es en que el límite marítimo entre ambos está ubicado en un punto de la baja marea que cruza el paralelo trazado desde el hito 1. También hay acuerdo en que las primeras 80 millas marinas siguen el paralelo geográfico hasta el punto A y de allí la línea dobla al sudoeste siguiendo una equidistante hasta toparse con el fin de las 200 millas chilenas –punto B- y de allí se vuelve en línea recta hacia el sur hasta llegar a la intersección final de la proyección de los espacios marítimos de Perú y Chile. Es decir, punto C. Se desprende de lo dicho que la masa oceánica al norte de ese particular trazado es del Perú y la masa oceánica situada al sur es chilena.
Si Chile hablase del triángulo terrestre durante el 2 + 2, la actitud peruana debería ser la siguiente:
1.- Proponer un recurso de interpretación a la Corte con la siguiente pregunta: ¿Dónde comienza el límite marítimo? ¿En el hito1, 365 metros tierra adentro, o en un punto en la baja marea que es cruzado por una paralela trazada desde dicho hito? La respuesta ya la conocemos porque la sentencia de la CIJ la señaló con claridad: se trata de la segunda de las dos opciones.
2.- Si Chile, a pesar de eso, no reconoce el límite terrestre, es decir, el Punto Concordia, pues nos vamos directo al arbitraje del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica quien, conforme al tratado del 1929 y el Protocolo complementario de 1930, le reiterará al vecino lo que se acordó hace más de ochenta años en dichos instrumentos: el Punto Concordia es el límite terrestre entre el Perú y Chile.
3. Si formalmente Chile no acepta los puntos 1 y 2, recién explicados y establece como condición para la ejecución del fallo la cesión del triángulo terrestre, luego del Perú invocar los mecanismos de resolución de controversias existentes, entonces, ante el mundo, Chile estará desacatando el fallo de La Haya. Ante ello, el Perú puede pedir – y pedirá- a las instancias internacionales, la CIJ, La OEA y el Consejo de Seguridad de la ONU que inste a Chile a ejecutar el fallo de La Haya, además de tomar las medidas diplomáticas y económicas que considere pertinentes.
En conclusión, con la decisión de no tocar el tema del triángulo terrestre en el próximo 2 + 2 en Santiago, el Perú encapsula este tema específico y se coloca en posición de exigir la inmediata implementación de la sentencia en su consideración marítima que es su verdadera naturaleza y que debe concretar, de inmediato, al administración de 50.000km2 de masa oceánica. Además, sitúa a Chile en la disyuntiva de ejecutar la sentencia o declararse en abierta rebeldía. Así estás las cosas después del fallo, a no pisar el palito del triángulo terrestre que el margen de maniobra chileno es escaso. Ya no estamos en el siglo XIX.
Mi cuenta en twitter: @daupare