NUESTRA POSICIÓN ANTE EL PRÓXIMO CONGRESO DEL PARTIDO APRISTA PERUANO
UNA CONTRIBUCIÓN A LA REFLEXIÓN Y AL DIÁLOGO ENTRE COMPAÑEROS
Familia Haya de la Torre
El Partido Aprista Peruano pasa por la más grave crisis de representación sufrida a lo largo de sus nueve décadas de historia. Con menos del 6% de la votación presidencial y con apenas cinco parlamentarios electos, debe afrontar con responsabilidad la revisión de los errores cometidos. La situación reclama enmendar rumbos, rescatando el pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre.
El APRA, desde su lanzamiento en 1924 como movimiento de ideas continentales, abrió el camino para formar organizaciones populares, capaces de enfrentar al imperialismo y a las oligarquías dominantes, a fin de forjar democracias sustentadas en la justicia social y la libertad.
En su fundación confluyeron acontecimientos que en las primeras décadas del siglo pasado, marcaron la historia del Perú y de América Latina. La Reforma Universitaria, la lucha por las ocho horas de trabajo, la afirmación de la libertad de conciencia, devinieron en una propuesta programática que apuntaba a liberarnos de cualquier dominio extranjero así como del yugo feudal. A través del frente único de trabajadores manuales e intelectuales, el Partido postuló el Estado democrático y social.
Haya de la Torre, un hombre de su tiempo, supo recrear en nuestro espacio los aportes de la gran revolución mexicana, del laborismo inglés, del pensamiento de los intelectuales más avanzadas de la época, así como su presencia en Rusia le permitió constatar los límites dictatoriales de la revolución leninista.
Durante décadas, el aprismo enfrentó a las dictaduras. Nunca pudo ser derrotado. El pueblo trabajador, los intelectuales, las clases medias, se identificaron con sus propuestas. Desde el discurso programa de la Plaza de Acho en 1931, o en obras como El Antiimperialismo y el Apra, Treinta años de aprismo o el Mensaje de la Europa Nórdica, Haya de la Torre perfiló un discurso que cautivó a las fuerzas sociales más progresistas de Indoamérica, que lo convirtieron en un referente por su deslinde con el colonialismo ideológico de los marxismos totalitarios.
Víctor Raúl culminó su vida participando en la refundación latinoamericana de la Internacional Socialista, al lado de Willy Brandt, para luego firmar la Constitución más avanzada de la historia del Perú. La Carta que inspiró, sostiene la organización del Estado sobre la base de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948. Vale rescatar que participó en la comisión de la ONU presidida por Eleanor Roosevelt, que redactó la Declaración, como representante del gobierno del Perú.
Los dos gobiernos apristas, bajo la presidencia del c. Alan García Pérez, consiguieron avances significativos en materia política y social, El primero, pese a la crisis internacional de la deuda externa, a lo que se añade la acción terrorista, democratizó el Estado con un inédito proceso de descentralización, cancelado por el golpe de 1992. El último, destaca claramente por una marcada reducción de la pobreza. Los errores económicos y una equivocada actitud ante la corrupción, deben zanjarse sin tapujos en el balance del evento partidario.
En el camino al Bicentenario de la República, tras la derrota electoral de fuerzas corruptas y oscurantistas, el Partido afronta el reto de actualizar su agenda política para asumir las demandas de la sociedad actual. Recuperar el sitial que millones de peruanos esperanzados nos otorgaron, que militaron o votaron, que en muchos casos entregaron sus vidas defendiendo la democracia contra las dictaduras o el terrorismo, resulta imperativo.
Una agenda identificada con los valores republicanos de un Estado democrático y social de derecho, exige un partido moderno, abierto a la pluralidad social, de ciudadanos conscientes de sus derechos y de sus deberes. Que haga de la democracia interna un ejercicio de apertura a la sociedad civil. Que convierta la transparencia en el motivo permanente de su gestión partidaria, así como de su actuación pública.
El partido de la justicia social, de la educación gratuita, de la descentralización, de los sindicatos, de las cooperativas, de la planificación, del desarrollo sostenible, debe recuperar su agenda social mirando al futuro, como fuerza de centro izquierda. En plena sociedad del conocimiento, cuando las sociedades contemporáneas exigen universalidad y calidad en los servicios públicos de educación, salud, seguridad social e infraestructuras, al aprismo le corresponde la primera fila en su empuje y realización.
El respeto al medio ambiente, el manejo adecuado del cambio climático, la igualdad de oportunidades, el reconocimiento de la diversidad cultural y el derecho de las minorías contra la discriminación en la vida social, el fomento de la ciencia y la tecnología, apuntan a trabajar por una sociedad de verdad democrática, diversa, plural, pero sobre todo con igualdad y cohesión social.
Un nuevo congreso del PAP, resulta una buena oportunidad para recuperar nuestra histórica postura como el primer partido de la izquierda democrática en el Perú. Congreso que debe realizarse en condiciones adecuadas, respetando la legalidad vigente, con plenas garantías para la democracia interna, a fin de que pueda convertirse en un momento seguro de la reconstitución del aprismo como el gran partido ciudadano de la transformación social con pan y libertad.
Lima, 7 de julio de 2016
Alira Haya de la Torre
Mercedes Haya de la Torre
Elvira de la Puente Haya
Víctor Raúl Haya de la Torre
Agustín Haya de la Torre
Raúl Arístides Haya de la Torre
Rocío Valencia Haya de la Torre